Hoy he despertado pensando en ellos, Dios mío; es increíble la cantidad
de testosterona que segregan esos dos cuerpos cuando estoy cerca de ellos.
Hasta he pensado con esta mente sucia y lujuriosa tenerlos a los dos sudando
conmigo todo un día, dominados por el placer y esas ganas salvajes del sexo más
obsceno, donde no se respeten las normas de respeto a la vida más elementales.
Estaba acostada en mi cama, bien entretenida con esa película donde los
protagonistas se desean tanto que se desgarran la piel al tener sexo, les había
pedido a los dos que vinieran a que me ayudaran con algo en la casa, por
supuesto ninguno de los dos sabia que el otro iría; dos botellas de vino bien
frías esperándolos y una ropa insinuante “colocada al descuido” dejando ver mis
senos redondos y mis pezones duros de tantas ganas de sexo.
Está bien lo confieso les llevo seis años pero a quien le importa, yo
puedo con los dos, jajajajajaja, no me inhibe nada.